6.2. Balance térmico

Una cierta cantidad de moléculas de agua están continuamente abandonando la superficie del mar y volviendo a entrar en ella. Normalmente referimos la evaporación como el resultado neto del proceso de evaporación y condensación y denominamos a la energía perdida por el mar por esta causa Qe.
Si el vapor de agua se condensa en la atmósfera y precipita en forma de lluvia, en este caso la cesión de energía se realiza a la atmósfera. La energía necesaria para evaporar un gramo de agua es aproximadamente de 550 calorías, y se conoce como calor latente de vaporización (λ). La energía que pierde el océano por este proceso es, pues: Qe = λ ⋅ E,
     siendo E la velocidad de agua evaporada (mm/día).
La velocidad de evaporación depende de la temperatura, la presión y las condiciones de viento reinante. El viento intensifica la evaporación porque arrastra lejos de la superficie las moléculas de agua ya evaporadas, reduciendo la presión de vapor y permitiendo que la evaporación continúe.
La superficie del mar pierde o, más raramente gana, energía térmica por conducción a la baja atmósfera, esto es, calentando el aire por simple contacto con el mismo. Denotamos esta energía con Qh.
Por último, una región oceánica dada puede variar su contenido energético por convección forzada (advección) o arrastre de la energía debida a las corrientes: una corriente cálida entrante aporta energía, mientras que una saliente la retira. Esta energía la representamos con Qv.

La cantidad neta de energía térmica que gana el mar, Qt, será simplemente la suma de todos los términos anteriores, con sus signos correspondientes según sean ganancias o pérdidas:

Qt = Qs ± Qb − Qe ± Qh ± Qv
 

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