1. Caracterización de las masas de agua

Las masas de agua se identifican por su temperatura y salinidad.

Una masa de agua adquiere sus propiedades termohalinas en contacto con la atmósfera y estas son uniformes en todo el perfil vertical.

El agua no es un fluido comprensible, por lo que la presión aumenta proporcionalmente con la profundidad mientras que la densidad permanece constante.

La temperatura y la salinidad de una masa de agua se consideran propiedades conservativas porque, una vez que la masa de agua se separa del contacto con la atmósfera, los valores adquiridos sólo se modifican mediante la mezcla con otras masas de agua de características diferentes.

Las masas de agua se caracterizan mediante diagramas T-S que representan la variación de la temperatura y la salinidad del mar. Cada punto  del diagrama se referencia por su área de origen, que permite identificar a las masas de agua, así como sus desplazamientos y la mezcla que se produce con otras masas de agua. 

En el Estrecho de Gibraltar confluyen dos corrientes superpuestas y de sentido contrario (la atlántica y la mediterránea). Como consecuencia del déficit hídrico de la cuenca mediterránea, donde las pérdidas por evaporación superan a las ganancias por aportes de ríos y precipitación, sus características son muy diferentes.

Se pueden distinguir tres sectores:

Q-P: Agua superficial Atlántica. Hasta los 50 m de profundidad. Rápido descenso de la temperatura sin cambios en la salinidad.

P-N: Agua central del Atlántico Norte. Entre los 50 y los 100 m de profundidad. Se produce un descenso rápido de la salinidad mientras sigue descendiendo la temperatura.

N-M: Agua profunda Mediterránea. A partir de los 100 m de profundidad hasta el fondo. Se produce un aumento brusco de salinidad mientras la temperatura no varía.

 

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